Navidad, la época más bonita del año. Suena como una frase trillada pero realmente lo es.
Se vive la bondad y la esperanza brilla en cada luz que vemos a nuestro alrededor. Es la época en la que se reinicia la fe y se reencuentran las emociones más puras y nobles.
Dentro de todo lo significativo de estas fiestas, lo más refrescante es observar la actitud que tienen los niños ante ella.
Los niños respiran ilusión y exudan alegría. Creen profundamente en la magia de la Navidad y regalan amor a brazos llenos. Sus ojos brillan con asombro ante cada melodía, luz y experiencia.
Los niños esperan con ansias la llegada de Navidad y las risas son el combustible que los conduce a ese destino. Están cargados de buenos deseos para todos sus seres amados y se los comparten con un envoltorio de abrazos.
Los niños saben que una sorpresa los espera, a cambio del esfuerzo, la constancia y una buena actitud. Los niños no valoran los bienes materiales que reciben, valoran la ilusión que ellos representan y el recordatorio de ser plenamente amados.
Los niños son amor, son bondad, son entusiasmo, son energía, y sobre todo, transmiten paz. La Navidad es de los niños y sin duda alguna, son nuestros mejores maestros para enseñarnos como se debe vivir: creyendo, amando, gozando al máximo y sintiendo fascinación por todo lo que está por venir.
Que, en esta Navidad, nuestra prioridad sea recordar su verdadero significado.
Que nuestros regalos sean la familia, el amor, la paz, la unión y todos esos sueños que esperan convertirse en realidad. Y principalmente, que las emociones que se despiertan en esta época, se queden siempre muy cerca de nosotros para inundarnos de vida.
¡Feliz Navidad!
Maria Fernanda Jiménez | Psicopedagoga | e-mail: maferjimenez@potenciare.com