El
inicio de un nuevo ciclo escolar es como una moneda, tiene dos caras distintas.
Una de las caras está grabada con entusiasmo, alegría, emoción, motivación y
altas expectativas. Pero la otra suele estar grabada de incertidumbre,
ansiedad, temores y retos nuevos que enfrentar. Una cara no es mejor que la
otra, es más, ambas caras se complementan y le permiten a tu hijo crecer en su
proceso de formación académica.
El
rendimiento académico, justo como la vida, está lleno de altibajos. Lo
importante es encontrar la forma de mantener el equilibrio, volteando la moneda
hacia la cara que permite seguir acercándose al éxito.
El
éxito académico se construye con hábitos. Y los hábitos a su vez, se construyen
en casa. Por lo tanto, la mejor forma de alcanzar el éxito es empezar a
construirlo desde el primer día.
- Tu actitud y los comentarios que haces acerca de los
estudios de tus hijos, se verán reflejados en la actitud que ellos mismos
adopten. Procura enfocarte en lo positivo que tiene su colegio, su rendimiento,
sus tareas y actividades.
- Juntos, acomoden y decoren un espacio exclusivo para estudiar,
leer y realizar las tareas escolares. Este debe ser un espacio acogedor, con
buena iluminación, comodidad y ventilación. Así mismo, debe contar con todos
los materiales necesarios, de modo que se eviten interrupciones al levantarse
en busca de ellos. Esto garantizará que se optimice el tiempo de estudio.
- Las actividades académicas extensas, o con un mayor grado
de dificultad, son más simples si se dividen en pequeñas metas. Por ejemplo, si
tu hijo debe realizar 4 tareas diarias, cada una de ellas se debe dividir en
dos o tres fragmentos. Luego de finalizar cada fragmento, pueden tener una
pausa de 5 o 10 min. en la que puedan realizar una pequeña actividad
recreativa. De este modo, el período de realizar tareas no será desgastante.
- Asocia la diversión y los juegos con estudiar. Recuerda
que tus hijos sólo tienen una infancia para jugar, divertirse y construir
recuerdos. El aprendizaje vinculado a esas actividades se convierte en
aprendizaje significativo que los acompañará toda la vida. La diversión siempre
será sinónimo de motivación.
- Dedica un tiempo especial, cada día, para conversar acerca de lo que aprendieron tus hijos. Ese espacio debe enfocarse en preguntas que estimulen su pensamiento, explicación de dudas, investigación de datos interesantes y en oportunidades para que expliquen por sí mismos sus nuevos conocimientos. Esto no sólo tendrá un impacto positivo en su rendimiento, sino también en su comunicación.
- Lean juntos todas las noches. Un niño que lee, será un
adulto que piensa. La lectura es el puente hacia la imaginación, la
creatividad, el razonamiento y el desarrollo del pensamiento. Si tú y tus hijos
se enamoran de la lectura, el aprendizaje se enamorará de ustedes.
Recuerda
que la adaptación y el desenvolvimiento de tus hijos en el colegio, es el
pasillo hacia su adaptación social y laboral en el futuro. Construye hoy los
hábitos que mañana se traducirán en éxito.
Maria
Fernanda Jiménez | Psicopedagoga |
e-mail: maferjimenez@potenciare.com