Por: Maria Fernanda Jiménez
La comunicación es el medio que utilizan los corazones para acercarse. Una comunicación efectiva con tus hijos garantiza que se sientan confiados, seguros y comprendidos. Como resultado, ellos se sienten más felices, tú te sientes más relajado y la dinámica del hogar es más armoniosa.
La rutina diaria y el ritmo de vida, muchas veces nos hacen olvidar lo que implica una verdadera comunicación. Comunicarse es mucho más que estructurar y emitir palabras. Comunicar implica escuchar a la otra persona, procurar sentir lo que esa persona siente y así brindar una respuesta positiva ante sus ideas, necesidades y deseos.
Entonces, ¿cuál es la mejor forma de comunicarse? El 55% de lo que “decimos” no lo hacemos a través de las palabras, lo comunicamos a través de nuestro lenguaje corporal. El 38% del mensaje se transmite a través del tono y volumen de voz. Y únicamente el 7% de la comunicación es a través de la expresión verbal.
Por lo tanto, cuando te comuniques con tus hijos debes:
- Mostrar una postura relajada y de apertura. Evita cruzar los brazos o fruncir el ceño, ya que de esa forma sólo les transmitirás que no estás dispuesto a escucharles.
- Agacharte hasta quedar al mismo nivel que tu hijo(a) y así poder sostener el contacto visual. Tus hijos se sienten más cómodos si te perciben a su nivel, cuando están conversando acerca de algo importante.
- Utilizar un tono de voz amigable y agradable. Evita gritar o utilizar un tono autoritario, porque de esa manera, le enseñas a tu hijo(a) a gritar en lugar de hablar.
- Expresar las ideas de forma clara y concreta. Describe específicamente qué es lo que esperas de tu hijo(a) o qué es lo que te gustaría saber de él/ella. De ese modo, ellos sabrán precisamente de qué manera responder.
- Ser tan comunicativo como deseas que lo sean tus hijos. Si tú eres reservado, tus hijos raramente se acercarán a contarte acerca de sus actividades, sus intereses y sus emociones. Recuerda que ellos te admiran profundamente, por lo tanto, estarán complacidos de escuchar todas las historias y anécdotas interesantes que tienes para compartir con ellos.
- Nombrar las emociones por su nombre y describirlas de la forma más precisa posible. Evita utilizar el término “bien” y “mal” para englobar todo aquello que sucede y experimentas. La vida está repleta de emociones, y al utilizar las palabras precisas para explicarlas, se facilita la habilidad de controlar y regularlas.
- Prestar atención a tu hijo(a) y a nadie o a nada más. Los mensajes, llamadas, e-mails y redes sociales pueden esperarte. Pero cada segundo que pasas con tus hijos es único e irremplazable.
Comunicar es una de las tantas expresiones del amor. Cada día te ofrece la oportunidad de comunicarles cuánto los amas y qué es lo que te enorgullece de ellos. ¡Aprovecha al máximo esa oportunidad! Te sorprenderá lo mucho que tus hijos tienen por decir, expresar y compartir.