¿Qué soñabas cuando eras niño?
¿Qué creías que podías alcanzar?
¿Hasta dónde querías llegar?
Te aseguro que muchas respuestas vienen a tu mente… Mientras crecías, algunos de esos sueños se hicieron realidad y algunos otros se fueron transformando paulatinamente en algo muy distinto. E incluso, algunos de ellos, quedaron abandonados porque consideraste que estaban muy lejos para alcanzarlos.
Hoy eres padre o madre de familia, y tus sueños dejaron de ser sólo tuyos. Ahora compartes los sueños de tus hijos e incluso la consecución de sus sueños se ha convertido en tu máximo anhelo. ¿Qué sueña tu hijo(a)? ¿Qué sueñas para él(ella)?
Los sueños, grandes o pequeños, fantasiosos o apegados a la realidad, son el nutriente más importante en la alimentación emocional de tus hijos. Tu ejemplo es la vitamina esencial que fortalece la determinación que desarrollan para perseguir sus sueños.
Cuando los niños sueñan, estimulan su imaginación, creatividad, y por ende, su pensamiento. Al comunicar sus sueños, fortalecen y enriquecen su lenguaje. Pero soñar va mucho más allá de crear una imagen mental de lo que desean conseguir, o plantearse una meta, soñar implica que tu hijo(a) se enfoque en sus fortalezas, se considere capaz y crea en sí mismo(a). Es así como al soñar, tu hijo(a) fortalece su autoestima e incrementa su nivel de motivación, al enfocar su energía en lo que desea alcanzar.
Tú rol como padre o madre es creer en esos sueños y apoyarlos en todas las actividades que emprenden. Si tú hijo sueña con ser un músico, facilita su aprendizaje del instrumento que sea de su interés, escuchen juntos el género musical de su preferencia, busquen actividades en las que puedan compartir dicha pasión. Si tu hija sueña con ser una artista, facilita diversidad de materiales para que libere su creatividad, asistan juntos a exposiciones de arte, conversen acerca del tema. Si tu hijo sueña con ser un deportista, vean juntos ese deporte, lean acerca de la vida de sus deportistas preferidos, practiquen ese deporte de forma disciplinada.
El sueño debe ser el lugar al que quieren llegar, pero el recorrido es el que le dará todas las destrezas, habilidades, disciplina y valores que necesita para convertirse exactamente en la persona que quiere ser. Y lo mejor, es que harán ese recorrido juntos, lo que fortalece la unión familiar y una buena comunicación. Incluso, existen profesionales en el área de Psicopedagogía, que pueden brindar orientación y herramientas específicas para iluminar sus sueños.
Soñar es vivir. Soñar es reír. Soñar es esforzarse. Soñar es constancia. Soñar es practicar la felicidad. Soñar es motivación. Soñar es la mejor forma de crecer.
Así que, justo como lo describe Albert Espinosa, sé un niño que sueña y un adulto que hace realidad sus sueños. Sueñen y trabajen juntos por lo que más aman. Tú hijo(a) tiene todo el potencial que necesita dentro de sí, con las herramientas adecuadas podrá liberarlo.