Dicen que las aves tienen alas y los humanos tenemos libros… Un libro es un puente hacia el conocimiento y la nave que conduce a la imaginación. Cada una de sus páginas se convierte en un par de alas que permiten que la mente vuele en libertad.
El valor y el contenido de un libro es inmensurable. Cada historia y cada tejido de palabras permiten desarrollar muchas más destrezas de pensamiento de las que se pueden nombrar. Y a su vez, cada libro es un viaje hacia nuestro interior en el que descubrimos más acerca de nosotros mismos y de nuestras emociones.
El hábito de la lectura es como una semilla que germina al regarla y alimentarla con la luz de diversas lecturas. Es por esta razón, que es esencial plantar esa semilla desde los primeros años de vida.
Los niños tienen un apetito nato por aprender. Se asombran con los grandes y pequeños sucesos de la vida. Su curiosidad es el motor que los impulsa. Por ende, la lectura es la mejor forma de satisfacer dicha curiosidad.
Leer con tus hijos cada día, es el mejor legado que puedes dejarles. Ya que además de cultivar su pensamiento y conocimiento, se convierte en un tiempo de calidad en el que juntos crearán, imaginarán, descubrirán, reirán y vivirán muchas vidas.
Un niño que crece entre libros, se enamora de ellos. Toda su vida percibirá la lectura como una actividad enriquecedora y esencial, en lugar de una monótona obligación. Y a su vez, en cada lectura que emprenda, estará desarrollando su pensamiento crítico, su imaginación, su capacidad de análisis y de evaluación, su creatividad, su atención, su memoria, su comprensión, su nivel de lenguaje, e incluso adquirirá valores morales a través de las vivencias de los personajes.
La única forma de construir una sociedad pensante es al conformarla de individuos pensantes. Cada niño que lee hoy, será un agente de cambio y de progreso mañana.
Maria Fernanda Jiménez | Psicopedagoga | e-mail: maferjimenez@potenciare.com